lunes, marzo 05, 2007

Colibrí acróbata


Fotografía de Peter Hoell

Fernando García Ramírez, gran origamista mexicano me envía este bello texto tomado de la Enciclopedia Infantil Colibrí:

UN ACRÓBATA CON ALAS

¿Has visto alguna vez a un pájaro que vuele hacia atrás? Pues el colibrí lo hace. Es más; es la única ave en el mundo capaz de volar en reversa.

En realidad el colibrí es un pequeño acróbata con alas. Como surgido de la nada, aparece de pronto como un pequeño torbellino frente a nuestros ojos: se eleva en vertical como un globo que se escapa, o se lanza hacia adelante, veloz, como un dardo, o se mantiene suspendido en el aire, fijo en un mismo punto.

¿Helicóptero?

Lo que sucede es que sus alas se hallan sujetas al cuerpo por una articulación giratoria. Esto permite que las alitas del colibrí actúen como las hélices de un helicóptero. Y por eso, también como los helicópteros, los colibríes pueden volar en cualquier dirección, cambiando de rumbo cuantas veces se le antoje.

Un incansable enamorado

Aprovechándose de esa extraordinaria habilidad para el vuelo, el macho realiza una serie de maniobras espectaculares, movimientos abruptos, giros alocados, todo con la intención de impresionar a su compañera. Incluso, muchas veces realiza el acoplamiento en pleno vuelo. Y cuando acaba toda esa ceremonia, se va tan campante, buscando una nueva conquista. Como te imaginarás, con tantos vuelos y revuelos el colibrí gasta mucha energía... Pero no tiene problema, pues es capaz de comer unas sesenta veces al día.

El más chiquito

Otra característica muy peculiar del colibrí es su tamaño. Aunque existen muchísimas variedades en nuestro continente, casi todos son tan pequeños que parecen de mentiras. Por ejemplo, hay ciertas mamás colibríes que ponen huevos no más grandes que un chícharo. Y otras que crían sus polluelos en nidos del tamaño de un dedal.

Y en Cuba viven unos colibríes chiquititos como una abeja.

Y también el más resistente

Pero lo más sorprendente es que, a pesar de que son tan pequeños y frágiles, hay unos que durante el invierno emigran de los Estados Unidos a México, cubriendo una distancia de 500 kilómetros. Y después de unos meses regresan nuevamente a su hogar de origen.

La verdad, la verdad, ¡estos colibríes son increíbles!

Fuente: Enciclopedia Infantil Colibrí. Tomo XII. México, SEP-Salvat, 1979, 167 pp.

Colibrí guaraní

Fotografía de Peter Hoell

Ernesto Acosta me hace llegar un hermoso poema de los indios Mbyá, del Paraguay, escrito originalmente en lengua guaraní:

LA CREACION
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1. LAS PRIMITIVAS COSTUMBRES DEL COLIBRI

El Creador, Ñande Ru, se crea a sí mismo en medio de las tinieblas originarias. Surge entre ellas con la vara-insignia de su poder y el reflejo de su corazón que todo lo ilumina. El Colibrí, extraño personaje del poema, parece ser la representación del Creador mismo que se autosustenta. En otros poemas aparece claramente el Colibrí como el propio Ñande Ru. La imagen de la creación retorna cíclicamente sobre la tierra con el curso de las estaciones.

I

Nuestro Primer Padre, el Absoluto,
surgió en medio de las tinieblas primigenias.

II

Las divinas plantas de los pies,
el pequeño asiento redondo,
en medio de las tinieblas primigenias lo creó,
en el curso de su evolución.

III

El reflejo de la divina sabiduría (órgano de la vista),
el divino oye-lo-todo (órgano del oído),
las divinas palmas de la mano con la vara insignia,
las divinas palmas de las manos con las ramas floridas (dedos y uñas),
las creó Ñamandui en el curso de la evolución,
en medio de las tinieblas primigenias.

IV

De la divina coronilla excelsa las flores del adorno de plumas eran gotas de rocío.
Por entre medio de las flores del divino adorno de plumas
el pájaro primigenio, el Colibrí, volaba revoloteando.

V

Mientras nuestro Primer Padre creaba en el curso de su evolución su cuerpo divino,
existía en medio de los vientos primigenios;
antes de haber concebido su futura morada terrenal,
antes de haber concebido su futuro firmamento,
su futura tierra que originariamente surgieron,
el Colibrí le refrescaba la boca;
el que sustentaba a Ñamandui con productos del paraíso era el Colibrí.

VI

Nuestro Padre Ñamandu, el Primero, antes de haber creado su futuro paraíso,
en el curso de su evolución,
El no vio tinieblas:
aunque el Sol aún no existiera,
El existía iluminado por el reflejo de su propio corazón;
hacía que le sirviese de sol la sabiduría contenida dentro de su propia divinidad.

VII

El verdadero Padre Ñamandu, el Primero,
existía en medio de los vientos originarios,
en donde paraba a descansar la Lechuza producía tinieblas;
ya hacía que tuviese presciencia del lecho de las tinieblas (de la noche).

VIII

Antes de haber el verdadero Padre Ñamandu, el Primero,
creado en el curso de su evolución su futuro paraíso;
antes de haber creado la primera tierra,
El existía en medio de los vientos originarios.
El viento originario en que existió nuestro Padre se vuelve a alcanzar
cada vez que se alcanza el tiempo-espacio originario
cada vez que se llega al resurgimiento del tiempo-espacio primitivo.
En cuanto termina la época primitiva, durante el florecimiento del Lapacho,
los vientos se mudan al tiempo-espacio nuevo:
ya surgen los vientos nuevos, el espacio nuevo;
se produce la resurrección del tiempo-espacio.

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Fuente: Poema recogido y traducido por el americanista León Cadogán, incluido en el libró “Poesía Guaraní”, Alfredo López Austin, Editorial Joaquín Mortiz, México, 1970.