jueves, junio 25, 2009

Leyenda del Colibrí de Oro


Fotografía de Luis Mazariegos

Una vez escuché una leyenda andina que me gustó mucho y quisiera contarla ahora. Trataba sobre cómo el colibrí se convirtió en oro.

Se dice que en los tiempos del Tahuantinsuyo, el Inca, hijo del Sol, cuando quería comunicarse con Wiracocha (el hacedor del universo), lo hacía mediante un pututo (caracola) para llamar al gran cóndor (kuntur) para que lleve el mensaje a Dios. El cóndor era el único animal al que se le permitía el acceso al cielo (hanan pacha) pues era el mensajero del Inca, es decir, el que llevaba los encargos y misivas reales y traía luego los consejos y respuestas de los dioses. Así el Inca podía tener la sabiduría suficiente de gobernar de la forma más justa y adecuada.

Cierto día, volando el colibrí (qenqe) todo suelto de huesos entre las flores, se le ocurre una idea descabellada y utópica: quería ver a Dios. Por más que quiso no pudo quitarse la obsesión de la cabeza. Día y noche le martillaba la idea en la cabeza. Como todos sabemos, el quebradizo colibrí jamás de los jamases puede llegar a las alturas donde habita plácido el cóndor. Entonces, el colibrí maquina un ardid: utilizaría como caballo de Troya al cóndor, lo cual era un sacrilegio. Pero al astuto pajarito no le interesaba que pensarían los otros animales de él, pues lo único que anhelaba era ver cumplidos sus deseos. Así es como permanece en silencio planeando la subida.

Con un esfuerzo sobrepajaril, llega al nido del cóndor, donde éste se hallaba espléndidamente dormido. El colibrí, ni tonto ni perezoso se metió dentro del plumaje de las alas del cóndor, y ya allí espera a que el cóndor acuda al llamado del Inca para realizar el viaje al cielo. Efectivamente sucede.

Cuando el cóndor escuchó el hondo clamor del pututo, fue inmediatamente a presentarse al Inca para cumplir con su tarea.

Entonces el Inca le confiesa sus dudas y cuestionamientos que debían ser esclarecidos por Wiracocha. Con las preguntas a cuestas, el cóndor emprende el vuelo hacia el hanan pacha, el cual se iba abriendo a medida que éste volaba cada vez más alto. El colibrí, mientras tanto, no podía ver nada en absoluto porque estaba aterrado y lívido, agarrándose con uñas y pico de las puntas de las plumas del cóndor, para no caerse al vacío.

Ya en el interior del hanan pacha, el cóndor se para en una huaca sagrada para disponerse a hablar con Wiracocha. Pero había un detalle: no le estaba permitido al cóndor ver a Dios de frente, sino que debía voltearse mientras hablaba con el Hacedor. En medio de todo este movimiento, el colibrí ya no aguantó más y sale disparado más rápido que volando fuera del plumaje del cóndor. Tenía que ver a Dios, pues para eso había corrido tantos riesgos, por las puras no iba a haber venido hasta allá. El cóndor se da cuenta del atrevido animalejo y lo comienza a perseguir para comérselo de la rabia por haberlo utilizado para subir al cielo.

En su desesperación, el pobre colibrí volteaba para ver si el cóndor furioso ya lo iba a alcanzar, cuando en una de esas, ve a Dios, cara a cara. El impacto fue grandioso. El colibrí se iba poniendo dorado poco a poco, transformándose en un colibrí de oro (Incode). Ante tal espectáculo, el cóndor enmudeció y retrocedió, pues el picaflor había logrado lo que nunca se le permitió a él.

Para los andinos, el colibrí simboliza el sabio que sabe chupar el néctar de la vida misma. Lo hace utilizando la audacia y la conciencia. El cóndor es el animal más grandioso que existe. En cambio, el Incode es un animal mítico que sólo existe en los sueños de los hombres. Representa al único ser vivo que se atrevió a incorporar a Dios con una chispa de ingenio. No por las puras figura en las líneas de Nazca

Fuente: Incodeperu.org.

Enviado por Juliana González.
Bogotá D.C.

domingo, junio 07, 2009

La vida entre las manos


Mi esposa está embarazada. Lleva treinta y seis semanas de gestación y el doctor le ha prescripto reposo absoluto. El gran nido –que ahora resulta realmente pequeño– es un revuelo con una madre en cama, cuatro pichones agitados por sus tareas cotidianas y el huevo de las cuarentas semanas de incubación inquieto dentro del vientre… ¡Y qué decir del padre yendo y viniendo enredado en los quehaceres domésticos!.

Cocinar resultó más sencillo de lo que esperaba. Los consejos en Internet resultaron útiles a la hora de planificar el almuerzo y cena. ¡Quién lo diría!. También resultó muy útil el lavarropas automático, maravilla de la ciencia moderna del que mi mamá nunca disfrutó. Lástima que no tenemos lavavajillas… pero en esos detalles a veces los niños ayudan, uno lava, otro enjuaga, luego habrá que secar y guardar.

Entre tanto desparramo los picaflores rubíes van y vienen en las ventanas de casa. Los colibríes son visitantes asiduos a muchos hogares barilochenses. Un pequeño bebedero con flores rojas y un almíbar bien preparado los atraen cuando el otoño no les ofrece demasiadas alternativas. El almíbar también necesita de las tareas del improvisado amo de casa. Debe ser preparado con agua hervida y en una proporción precisa de azúcar y agua. Además hay que renovarlo cada tres días máximo para impedir que crezcan ciertos hongos o bacterias que son perjudiciales para el ave.

En estos días fríos que nos han tocado vivir, hubo tardes patagónicas, esas tardes soleadas que llenan de luz las siestas heladas y que magnifican el paisaje haciendo que valga la pena tanto frío y tanto revuelo. Una sonrisa de Dios en medio de tanto vaivén cotidiano.

Fue allí que abrimos las ventanas unos instantes para darle lugar al sol mientras la madre en reposo tejía en la cama grande. Y fue allí cuando entró un colibrí rubí al dormitorio. Allí su aleteo colmó de vida la habitación. Barullo general en el pequeño gran nido. Ya habíamos disfrutado su hermosa corona rubí que le da nombre y que cambia de color al amarillo, naranja y verde tornasolado por sus plumas que refractan la luz. Ahora volaba en el dormitorio buscando escapar por algún lugar.

Resultó difícil ayudarlo a encontrar la salida. Con un trapo, con una escoba, con lo que fuera intentamos indicarle la ventana pero no la encontraba. Para el colmo, otro ejemplar lo azuzaba desde afuera por un gran vidrio, así que la desesperación del pobre colibrí se multiplicaba por atacar a su contrincante, buscar una salida y escapar de nuestras miradas.

Preferimos dejarlo solo, agotando su energía para que no luchara por tantas cosas. Cuando por fin disminuyeron sus aleteos y ya no podía sostenerse en su vuelo, entonces me acerqué y lo tomé usando una tela como red. Luego con suavidad extrema busqué sus patas que él prensó en mi dedo y apreté con suavidad levantando la improvisada red. Allí apareció entre mis palmas la pequeña y magnífica ave. Su corazón latía aceleradamente, sus alas temblaban y sus ojos nos oscultaban con gran curiosidad, tal vez con miedo, no lo noté.

Mi corazón también temblaba. Tenía la vida entre mis manos; una pequeña porción de vida pero una de las más maravillosas. ¡Cuán pequeña puede ser la vida y sin embargo es siempre bella!.

Lo miramos con atención, atinamos a sacar algunas fotos, disfrutamos de ese instante. De pronto el estupor del ave se fue desvaneciendo y recordó sus deseos de libertad, sin poder quedarse quieto comenzó a batir sus alas y querer safarse de mis manos. Me acerqué a la ventana y entreabrí mis dedos. El ave voló libremente hacia el sol de la tarde patagónica.

Lo seguimos por unos minutos y luego, él y nosotros continuamos nuestra cotidiana tarea de vivir.

José Giménez
Bariloche - Río Negro
http://observandoaves.blogspot.com/

viernes, mayo 22, 2009

Una bendición


Fotografía de Luis Mazariegos

Andrés, cuando tenia unos 6 años , mi madre nos llevo a vivir al estado de Sonora, en la ciudad de Guaymas, era un lugar recién urbanizado, y por lo mismo había en aquel entonces flora y fauna en su estado natural, ardillas, zorrillos, topos, alacranes, ciempiés, víboras, tarántulas, aves de distintas especies que no supe sus nombres, y libélulas, hermosas y ruidosas libélulas, sapos, ranas, y para mi que era una chamaquilla de ciudad fue el gran descubrimiento, nunca había estado en contacto tan cercano con la naturaleza, cerca de donde vivíamos había una playa y un estadio de béisbol.

Llegar a ese puerto adaptarme a el tremendo calor, me dejó recuerdos muy marcados, y ahí en esa ciudad donde perdí el apetito, porque con tanto calor era difícil tener apetito, conocí los Colibríes, y no de una manera mágica, sino que en pequeñas bolsitas rojas, rellena con otros elementos , los vendían disecados según eso para atraer el amor y el dinero, como amuleto mágico.

Vaya sorpresa y asombro que me lleve , ver a esos pequeñines, sin vida , y yo sin tanta conciencia, pero sentí pesar, mucho pesar, como podía alguien quitarle vida a algo tan hermoso, hoy con tu correo recordé mi primer encuentro con ellos, y sentí cierta aflicción a destiempo.

Cuando conseguí colgar mi bebedero de colibríes en mi ventana fue todo un acontecimiento familiar, lleno de ceremonia, contestando las muchas preguntas de mis hijos, como un vamos a alimentar a las criaturas de Dios, esperamos un día entero ver aparecer el primero y al día siguiente con el sol recibimos la bendición de ver al primero, y bueno pues me sentí muy agradecida con la persona que me lo regaló, y aquel recuerdo triste de los colibríes sin vida, no salió de su escondite hasta ahora que leo tu correo, veo que somos muchos los que los contemplamos, y encontramos en ellos una fuente de alegría.

Sí me interesa mucho saber cuando volverán aparecer, o si estoy haciendo algo que los aleja, o si paso algo en mi entorno que los obligó a alejarse.

A veces he soñado en comprar cientos de bebederos y colgarlos en la gran fila de árboles que rodea mi casa y compartir con los vecinos ese milagro de ver su fugaz aparición....

Mensaje de Aída Méndez, desde Tijuana, México

lunes, septiembre 29, 2008

Mi apreciación de las aves


Fotografía de Peter Hoell

En las aves se puede percibir la libertad con sus cantos y la belleza de sus plumajes. El amor al deleitarse observando un gallito de roca o el orgullo de un gallito quiquiriquí cola de espada o de la alzada de un ganso o un cisne, en los cantos de las pavas en la región, la sencillez de un gorrión, la inteligencia de un loro, la imponencia y visión del águila real, del baile rítmico de un grupo de flamencos, el vuelo planeado de un par de tijeretas en el valle del magdalena, y el vuelo siguiendo las corrientes de aire caliente de un humilde gallinazo.

La dulzura en la protección del nido de un grupo de pellares en el macizo colombiano, de la mirada suspicaz de un búho, la fortaleza en la velocidad de un colibrí, el canto estruendoso de las guacharacas al amanecer y el sentimiento en el ronroneo de amor de las palomas


Aporte de Hernán Daza, guía de turismo alternativo y experto en avistamiento de aves, de San Agustín, Huila, Colombia.

martes, septiembre 23, 2008

Hablar del huitzizilin


Fotografía de Peter Hoell
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¡Hola! ¡Saben yo también amo a todos los chupamirtos, chuparrosas, colibries y huitzizilines que hay en el planeta tierra! Y quiero contarles mi historia personal con ellos, me duele al escribirla, pero para mi fue algo especial...

En el 2006, asaltaron a mi hermano y como no accedió a dar lo que le pedían, lo balearon. Estuvo en terapia intensiva muy grave. Como mi madre es ancianita, pasé con ella a la visita... Mientras recibiamos las indicaciones de esterilización, algo golpeó con fuerza un cristal. Mi madre exclamó ¡Se mató! mientras corrió hacia donde provino el golpe, trayendo un colibrí de plumaje hermosísimo, desvanecido entre sus manos... lo colocó entre las mias y lo acaricie mientras todos asombrados, no alcanzabamos a ver por donde pudo entrar a la sala de terapia intensiva...

Y para sorpresa nuestra, el colibrí, que sólo estaba aturdido, elevó el vuelo dando vuelta, alrededor de mi y de mi madre, como si formara un ocho en el viento... y desapareció...

Con esperanza, cogí la mano de mi viejecita y le dije al oido, madre, esta es una señal, mi hermano va a vivir... este colibrí nos trajo un mensaje...

Pero no fue así, en ese momento le dió un infarto masivo y murió... Mi hermano se vino a despedir de mi viejecita y de mí.

En nuestra cultura mexica, cuando moría algún guerrero se convertía en colibrí, y en eso quiero creer que se convirtió mi hermano.

Hermosa crónica escrita por una amiga desde México

jueves, agosto 07, 2008

Amante paraguaya de los colibríes

Fotografía de Peter Hoell
Carmen, del Paraguay, visitante de este blog, a propósito de la entrada Colibrí Guaraní me envía este hermoso comentario que quise convertirlo en una nuava entrada:

"Hermoso poema guaraní, y como en muchos lugares de nuestra América, en el Paraguay(Py) el picaflor tiene un encanto mágico, mitológico. Ahora mismo estoy mirando a una hacer su nido frente a mi puerta de entrada, la cual permanece abierta para poder admirarla pero prohibida de ser utilizada para que pueda terminar su nido y dar a luz tranquila. Los amigos deben entrar por la puerta de atrás. Esta es la 2da vez que tengo un encuentro cercano con ellos. Una temprana y fría mañana de invierno, como pocas en mi país, una avecita pequeña cayo aparentemente muerta fui a recogerla y me sorprendió la belleza de un picaflor. Por 30 minutos o mas lo tuve entre mis palmas dándole calor, el picaflor se reincorporo justo cuando el sol brillante de nuestro hermoso PY empezaba a calentar, abrí mis manos y salio volando y dando vueltas a mi alrededor como agradeciéndome por el calor recibido. Pienso que Dios me bendice con la presencia de estas hermosas avecitas en mi pequeño jardín y me regala íntimos acercamientos. Uno de mis sueños siempre había sido tener un picaflor en mis manos, cosa que me parecía un imposible. Ahora voy a tener el placer de verlos nacer y crecer hasta que emprendan su increíble y maravilloso vuelo. Me siento inmensamente feliz!!!"

lunes, marzo 05, 2007

Colibrí acróbata


Fotografía de Peter Hoell

Fernando García Ramírez, gran origamista mexicano me envía este bello texto tomado de la Enciclopedia Infantil Colibrí:

UN ACRÓBATA CON ALAS

¿Has visto alguna vez a un pájaro que vuele hacia atrás? Pues el colibrí lo hace. Es más; es la única ave en el mundo capaz de volar en reversa.

En realidad el colibrí es un pequeño acróbata con alas. Como surgido de la nada, aparece de pronto como un pequeño torbellino frente a nuestros ojos: se eleva en vertical como un globo que se escapa, o se lanza hacia adelante, veloz, como un dardo, o se mantiene suspendido en el aire, fijo en un mismo punto.

¿Helicóptero?

Lo que sucede es que sus alas se hallan sujetas al cuerpo por una articulación giratoria. Esto permite que las alitas del colibrí actúen como las hélices de un helicóptero. Y por eso, también como los helicópteros, los colibríes pueden volar en cualquier dirección, cambiando de rumbo cuantas veces se le antoje.

Un incansable enamorado

Aprovechándose de esa extraordinaria habilidad para el vuelo, el macho realiza una serie de maniobras espectaculares, movimientos abruptos, giros alocados, todo con la intención de impresionar a su compañera. Incluso, muchas veces realiza el acoplamiento en pleno vuelo. Y cuando acaba toda esa ceremonia, se va tan campante, buscando una nueva conquista. Como te imaginarás, con tantos vuelos y revuelos el colibrí gasta mucha energía... Pero no tiene problema, pues es capaz de comer unas sesenta veces al día.

El más chiquito

Otra característica muy peculiar del colibrí es su tamaño. Aunque existen muchísimas variedades en nuestro continente, casi todos son tan pequeños que parecen de mentiras. Por ejemplo, hay ciertas mamás colibríes que ponen huevos no más grandes que un chícharo. Y otras que crían sus polluelos en nidos del tamaño de un dedal.

Y en Cuba viven unos colibríes chiquititos como una abeja.

Y también el más resistente

Pero lo más sorprendente es que, a pesar de que son tan pequeños y frágiles, hay unos que durante el invierno emigran de los Estados Unidos a México, cubriendo una distancia de 500 kilómetros. Y después de unos meses regresan nuevamente a su hogar de origen.

La verdad, la verdad, ¡estos colibríes son increíbles!

Fuente: Enciclopedia Infantil Colibrí. Tomo XII. México, SEP-Salvat, 1979, 167 pp.

Colibrí guaraní

Fotografía de Peter Hoell

Ernesto Acosta me hace llegar un hermoso poema de los indios Mbyá, del Paraguay, escrito originalmente en lengua guaraní:

LA CREACION
.
1. LAS PRIMITIVAS COSTUMBRES DEL COLIBRI

El Creador, Ñande Ru, se crea a sí mismo en medio de las tinieblas originarias. Surge entre ellas con la vara-insignia de su poder y el reflejo de su corazón que todo lo ilumina. El Colibrí, extraño personaje del poema, parece ser la representación del Creador mismo que se autosustenta. En otros poemas aparece claramente el Colibrí como el propio Ñande Ru. La imagen de la creación retorna cíclicamente sobre la tierra con el curso de las estaciones.

I

Nuestro Primer Padre, el Absoluto,
surgió en medio de las tinieblas primigenias.

II

Las divinas plantas de los pies,
el pequeño asiento redondo,
en medio de las tinieblas primigenias lo creó,
en el curso de su evolución.

III

El reflejo de la divina sabiduría (órgano de la vista),
el divino oye-lo-todo (órgano del oído),
las divinas palmas de la mano con la vara insignia,
las divinas palmas de las manos con las ramas floridas (dedos y uñas),
las creó Ñamandui en el curso de la evolución,
en medio de las tinieblas primigenias.

IV

De la divina coronilla excelsa las flores del adorno de plumas eran gotas de rocío.
Por entre medio de las flores del divino adorno de plumas
el pájaro primigenio, el Colibrí, volaba revoloteando.

V

Mientras nuestro Primer Padre creaba en el curso de su evolución su cuerpo divino,
existía en medio de los vientos primigenios;
antes de haber concebido su futura morada terrenal,
antes de haber concebido su futuro firmamento,
su futura tierra que originariamente surgieron,
el Colibrí le refrescaba la boca;
el que sustentaba a Ñamandui con productos del paraíso era el Colibrí.

VI

Nuestro Padre Ñamandu, el Primero, antes de haber creado su futuro paraíso,
en el curso de su evolución,
El no vio tinieblas:
aunque el Sol aún no existiera,
El existía iluminado por el reflejo de su propio corazón;
hacía que le sirviese de sol la sabiduría contenida dentro de su propia divinidad.

VII

El verdadero Padre Ñamandu, el Primero,
existía en medio de los vientos originarios,
en donde paraba a descansar la Lechuza producía tinieblas;
ya hacía que tuviese presciencia del lecho de las tinieblas (de la noche).

VIII

Antes de haber el verdadero Padre Ñamandu, el Primero,
creado en el curso de su evolución su futuro paraíso;
antes de haber creado la primera tierra,
El existía en medio de los vientos originarios.
El viento originario en que existió nuestro Padre se vuelve a alcanzar
cada vez que se alcanza el tiempo-espacio originario
cada vez que se llega al resurgimiento del tiempo-espacio primitivo.
En cuanto termina la época primitiva, durante el florecimiento del Lapacho,
los vientos se mudan al tiempo-espacio nuevo:
ya surgen los vientos nuevos, el espacio nuevo;
se produce la resurrección del tiempo-espacio.

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Fuente: Poema recogido y traducido por el americanista León Cadogán, incluido en el libró “Poesía Guaraní”, Alfredo López Austin, Editorial Joaquín Mortiz, México, 1970.

jueves, febrero 15, 2007

Colibrí en origami

Este colibrí es hijo de una grulla. Nació jugando con la figura tradicional de la grulla, haciéndole pequeñas variaciones hasta encontrar la forma actual. Dado que no existen grullas en América del Sur, buscaba desarrollar un ave Americana, con un nivel de dificultad al plegar, semejante al de la grulla tradicional, deseando que muchas personas pudieran llegar a plegarla.
El colibrí es un ave que siempre me ha gustado, llena de vida, y multiplicadora y tejedora de vida por excelencia, al estar constantemente en su vuelo polinizando todas las flores a que llega. Se encuentra únicamente en el continente americano, con cerca de 340 especies desde Alaska hasta la Patagonia y forma parte de la mitología de muchos de nuestros pueblos indígenas.

El amigo Adrián Gasca en Mexico, tiene un maravilloso blog sobre el colibrí llamado Hummingbird Pics, en el que describe varios mitos de pueblos que nos han antecedido, mitos relacionados con el colibrí. Llama especialmente la atención el mito maya del colibrí, en el que esta ave es la encargada de llevar de un lugar a otro los buenos deseos y los buenos pensamientos. Lo pueden leer en ESTE ENLACE.

Fotografía de Peter Hoell.



Un video para facilitar las cosas.......


Música del video interpretada por el maestro Harold Martina, resultado de la Investigación de la profesora de la Universidad Nacional de Colombia Ellie Anne Duque: “El Granadino: La música en las publicaciones periódicas colombianas (1848-1860).” , 2 Vols. y CD. Bogotá; Fundación de Música, 1998
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A este colibrí le gusta el maíz......

Y a este le encanta el nectar de las hortensias.......


En noviembre pasado, con 120 colibries despedimos a Sebastián, un amigo, en la Sierra Nevada de Santa Marta.





Bueno, si ya plegaste tu primer colibrí te espera una larga tarea. Resulta que en el Japón existe una tradición de hace varios cientos de años que se llama el Senbazuru que significa "mil grullas" y que consiste en lo siguiente:

La figura tradicional que desde oriente siempre ha simbolizado el origami es la grulla. Hacer una grulla para alguien conlleva la expresión de un buen deseo para esa persona, que puede ser un deseo de longevidad o de buena salud o cualquier otro buen deseo.

Hay la creencia en oriente de que si se hacen mil grullas, esos buenos deseos se cumplen. Como no hay grullas en centro y suramérica, y el colibrí es un ave que solo se encuentra en el continente americano, un día decidí, haciéndole pequeñas variaciones a la grulla tradicional, diseñar el colibrí con un nivel de dificultad y con características volumétricas parecidas a la grulla, con el deseo de que cada vez más latinoamericanos aprendamos a plegarla y de pronto algún día pueda convertirse en nuestro propio símbolo para el origami de nuestro continente, con un significado parecido al de la grulla, como se describe en el mito maya del colibrí.

Si te gusta la idea y decides ponerte en la tarea, y ya plegaste un colibrí, te faltan 999.....

Pensé que debía comenzar con 1.000 colibries y 1.000 buenos deseos para el vuelo que inician........






El infaltable CP, para los mas avanzados......



BUEN VIAJE MI QUERIDO COLIBRÍ

sábado, julio 29, 2006

La pluma del colibrí

Fotografía tomada por Gloria Bernal en la Reserva de Acaime, Valle de Cocora, Quindío.

Un bello texto de la sabiduría sufi, enviado por mi amiga Marcela Morales, inspirado en el colibri. Es la formula sufi para atrapar el Momento:

No cedas ante la resurreccion de tu pasado,
no te ofendas por las angustias
que el futuro te depare
Detente levemente en tu entrada y salida:
Bebe, no arrojes nunca tu Esencia a los cuatro Vientos.

Omar Khayam, Rubayait, 45

No te disperses, conserva la Unidad.
Bebe el tiempo como el intervalo fugaz que existe entre la inspiracion y la expiracion, si centras ahi tu atencion ese es el momento en que se nace y se muere.
Por eso hay que ubicar el momento de presencia levemente, con el cuidado que se transporta la pluma del colibri.
Si estamos presentes durante toda la vida que es el total de nuestras respiraciones, estaremos viviendo realmente todo nuestro tiempo, que es eterno, como el retorno del colibri a la flor.

miércoles, abril 26, 2006

El colibrí de Nazca


Muchos siglos antes del surgimiento del Imperio Inca en nuestro continente, fue construido en este Perú milenario un monumento único en su género: las líneas de Nasca. ¿Cuál era el motivo de su mensaje a las generaciones venideras?

Descubiertas en 1939 por el científico estadounidense Paul Kosok, estas fabulosas líneas que permanecían en el anonimato, despertaron posteriormente el interés de una gran investigadora: la doctora María Reiche . Ella nos explica cómo estas líneas eran usadas por los antiguos astrónomos peruanos tal como si fuesen un gigantesco calendario solar y lunar, cobijado en la arena y en las borrosas leyendas y mitos de los lugareños.

Las imponentes y enigmáticas Líneas de Nasca son uno de los más importantes legados de las antiguas culturas pre-incas peruanas: fuente de conocimiento y registro asombroso de los fenómenos celestes. Sin embargo, se tejen alrededor de estos geoglifos muchos misterios todavía no resueltos. Los estudiosos han sugerido diversas hipótesis sobre sus orígenes, e incluso algunas tachadas de disparatadas, tal como la del científico alemán Von Daniken, en su libro La Respuesta de los Dioses, que afirma se tratarían de señales y pistas de aterrizaje para naves extraterrestres.

Pero es María Reiche, quien las define como el extraño testimonio y legado de las antiguas culturas peruanas: Las líneas de las Pampas de Nasca son nada menos que una historia documental de la ciencia y de los hombres de ciencia del Perú prehispánico. En ella se encuentra registrada una tradición científica en donde los antiguos peruanos desarrollaron un abecedario para anotar los más importantes acontecimientos astronómicos de aquellos días. Las Pampas de Nasca son las páginas de un libro escrito con este extraño alfabeto.

El Colibrí es uno de los geoglifos más famosos por su armoniosa proporción. La distancia entre los extremos de sus dos alas es de 66 metros.

Colibríes virtuales

Fotografía de Peter Hoell

Tomado del periódico El Espectador del 31 de diciembre de 2000 un amigo me hizo llegar el siguiente fragmento:

“Quien halla probado las esencias que con el nombre de vainilla se enfrascan y comercializan y de paso haya puesto en peligro su salud consumiéndolas, no habrá olvidado del todo y, quizá, sienta todavía la nostalgia de uno de los sabores que América regaló a Europa. La vainilla crece en zonas tropicales, calidas y humedas. Es una planta de la familia de las epífitas (orquídeas o parásitas) y su cultivo no es ni mucho menos fácil. La poliniza el colibrí que con su largo pico traspasa la membrana que divide los estambres de los pistilos. En condiciones naturales, la presencia del ave es fundamental. En cultivos masivos, es prácticamente imposible lograrla.

Hoy, en ‘Rancho Grande’, la zona en que trabaja la comunidad indígena oaxaqueña (México), la polinización la realizan manualmente las mujeres y los niños, cumpliendo con delicados instrumentos la tarea del ave."

miércoles, abril 05, 2006

El colibrí en la orfebrería prehispánica

Fotografía de Peter Hoell

ORFEBRERÍA Y CHAMANISMO
Un estudio iconográfico del Museo del Oro.
Gerardo Reichel-Dolmatoff© Derechos Reservados de Autor

El colibrí es por cierto un ave muy llamativa. Del altiplano nariñense procede un par de zarcillos en forma de chupaflor, en el acto de hundir el pico en un cáliz. Para dar otro ejemplo de interpretaciones locales, se pueden citar los casos siguientes. Entre los indios del Vaupés el colibrí es un animal fálico que está asociado con la parafernalia chamanística; la lanza sonajera, este emblema fálico de los chamanes tukano, así como determinados adornos de baile, están decorados con las plumas del colibrí. Entre los Kogi, en cambio, el colibrí simboliza la oposición entre la belleza de su plumaje y la insaciabilidad y pereza de su conducta. En efecto, el colibrí, por su manera espasmódica de volar, gasta muchísima energía y necesita ingerir néctar hasta después de la puesta del sol; luego cae en un estado de entumecimiento parecido a un sueño profundo. Estos hechos, que son bien conocidos por los ornitólogos, han sido observados también por los Kogi quienes ven en esta conducta un principio de oposición; por su plumaje brillante es un animal solar pero por su gula y su somnolencia da un mal ejemplo. Estas características forman el tema de un mito kogi, en el cual, además, el colibrí se encuentra en oposición al gallinazo, cuyo plumaje y alimento difieren diametralmente de los del colibrí.

Información general sobre el colibrí



Fotografía de Peter Hoell.

Iniciaré este recorrido con algunos datos que nos ayuden a describir físicamente a nuestro personaje.

Los colibríes son los pájaros más pequeños del mundo. Viven solamente en América, desde Alaska hasta Tierra del Fuego. La familia comprende más de 100 géneros que se dividen en un total de 330 a 340 especies, de las cuales 150 habitan en Colombia.

Una característica especial de los colibríes es el pico. Cada pico representa una especialización a un tipo determinado de flor que le permite al colibrí en cuestión ocupar su nicho ecológico particular y de esa manera evitar la lucha con otras especies. Su lengua es larga, puede ser extendida en gran medida, está dividida en la punta y tiene forma de paja, lo que le permite chupar el néctar con facilidad. Son importantes polinizadores, especialmente de flores de garganta estrecha.

Los colibríes vuelan aleteando a una alta frecuencia de unos 80 aletazos por segundo. Eso les permite volar hacia atrás o de lado o permanecer estáticos en el aire.

Se alimentan principalmente de néctar de flores. Esta alimentación rica en energía por ser de azúcares simples es la que posibilita su estilo de vuelo altamente exigente. Son atraídos especialmente por las flores de color rojo o naranja brillante. También se llegan a alimentar de pequeños insectos que les proporcionan proteínas.

Excluyendo a los insectos, los colibríes mientras están en vuelo tienen el más alto metabolismo de todos los animales, una necesidad para poder mantener su rápido aleteo. Su ritmo cardiaco puede llegar hasta 1260 pulsaciones por minuto. Normalmente consumen más de su propio peso en alimento cada día, y para ello deben visitar diariamente cientos de flores. En la noche, o en situaciones en que no haya comida facilmente disponible, son capaces de entrar en una especie de hibernación reduciendo dramáticamente su metabolismo y sus ritmos cardíaco y respiratorio, reduciendo así su necesidad de alimento.

Para despertar el interés de la hembra, el macho realiza una danza. Después de que las hembras han sido fecundadas, construyen un pequeño nido hecho de tela de araña, algodón, liquen o musgo. El nido es construído en un arbusto de poca altura. La hembra pone dos huevos en un período de dos días y los empolla durante 14 a 19 días. Luego, los colibríes alimentan a sus hijos durante unas tres a cuatro semanas. La hembra va al nido en este tiempo hasta 140 veces al día para alimentar a sus crías.